Un día histórico para nuestro país
Ese día volvieron a ser las urnas, como medio canalizador de la voluntad popular, las encargadas de elegir a nuestros gobernantes.
Habían pasado siete años desde el último golpe de estado, el que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martinez de Perón. Y fue en un contexto muy conflictivo, terrorismo de estado, un conflicto armado con Chile y finalmente después de sufrir una derrota en la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, el gobierno militar convocó a elecciones generales en 1983.
El General Reynaldo Bignone, último Presidente militar, fue el encargado de colocarle la banda presidencial al candidato de la Unión Cívica Radical: el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Al finalizar el acto de traspaso, Alfonsín se asomó al balcón para saludar a la multitud que desbordaba la Plaza de Mayo: «El pueblo, unido, jamás será vencido», dijo en su discurso, y la gente coreó ese estribillo.
Si bien su presidencia estuvo plagada de problemas, como la inflación, la alta deuda nacional, las constantes disputas laborales y el descontento militar, Alfonsín permitió que la democracia se consolide en la Argentina.
Cinco meses antes del tiempo determinado por la Constitución(debido a los grandes problemas económicos que afectaban al país), Alfonsín traspasó el mando a un nuevo presidente constitucional el 8 de julio de 1989.
30 años después nuestro país sigue manteniendo aquella sana costumbre de elegir a sus gobernantes por medio del voto popular. Aún queda una cuenta pendiente para el pueblo argentino, que es lograr mejorar la calidad de los candidatos, pero ése es otro tema, que en nada desmerece las bondades de vivir en democracia.